Hacia el año de 1700 Europa disfrutaba del producto de la colonización, los imperios de Inglaterra y España hacían comercio por todo el planeta, y los estratos pudientes europeos se degustaban en el consumo de productos traídos de otras partes del globo. Este tipo de intercambios comerciales permitió a las coronas europeas y a los comerciantes acumular gran cantidad de riqueza e incentivar el proceso productivo del sector agrícola. En Inglaterra, se comenzaron a implantar políticas económicas que hoy en día conocemos como Liberalismo económico: la eliminación progresiva de barreras aduanales y de la intervención de la Corona por medio del cobro de tributos fueron algunas de las medidas implantadas; esto hizo crecer el comercio y la producción, cuestión ésta que marcó el ascenso de la burguesía artesanal a el rango de burguesía comercial y posteriormente industrial.

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